La sesión familiar está pensada como un lugar de encuentro para quienes comparten un entorno afectivo y quieren mejorar la forma en que se relacionan. Puede estar dirigida a todo el núcleo familiar o a algunos de sus miembros: padres, hijas/os, hermanos, personas que conviven o forman parte de la dinámica cotidiana.

Este espacio permite expresar lo que a veces no se dice, pero se siente: molestias acumuladas, distancias emocionales, tensiones que se repiten. Aquí, cada persona puede poner en palabras su experiencia, siendo escuchada y considerada dentro del conjunto.

Acompaño el proceso creando un marco de seguridad y respeto, donde se prioriza el diálogo sincero y el reconocimiento mutuo. Trabajamos para comprender cómo se están vinculando, qué patrones se repiten y cómo cada uno puede asumir un rol más consciente dentro del sistema.

La terapia familiar no es solo para resolver conflictos, también puede ser un acto de cuidado: una forma de reforzar los lazos, recuperar la cercanía y construir nuevas maneras de estar juntos.