Confiar, incluso cuando no hay garantías
En algún momento de la vida, decidimos confiar.
No porque tengamos todas las respuestas, ni porque esté todo claro.
Sino porque hay una sensación en el corazón que nos empuja a dar un paso.
Un impulso que no siempre es lógico, pero que nos mueve con fuerza.
Esto me ocurrió la semana pasada.
Escuché hablar a una persona que admiro, con un negocio digital sólido, auténtico y digno.
Presentaba un curso para desarrollar habilidades que ayuden a crecer profesionalmente, comunicar mejor y conectar con más personas.
Y sin saber exactamente por qué, sentí que debía lanzarme.
La decisión de confiar (también en medio del ruido)
Durante mucho tiempo he dicho que no haría más cursos.
Y sin embargo, aquí estoy.
Sabiendo que quizás este curso no sea la panacea, pero que marca un gesto muy claro: mi compromiso conmigo misma.
Una parte de mí decía:
«Esto no servirá, ya sabes todo esto, estás tirando el dinero y el tiempo.»
Pero decidí no darle el poder a esa voz boicoteadora.
No lo hago por dinero. Lo hago por mensaje.
No necesito más dinero.
Aunque sí, quiero más dinero.
Pero esto no va de ingresos, va de impacto.
Siento que aún no estoy transmitiendo todo lo que puedo.
Y si hay algo que depende de mí… es cómo comunico.
Mi mensaje es este: ya tienes todo lo que necesitas
Confío profundamente en este enfoque:
«Ya tienes dentro de ti todo lo que necesitas para estar bien, para vivir la vida que deseas.»
Y por eso creo en la Terapia Gestalt.
Porque confía en la autorregulación del organismo.
En que, como la naturaleza, si dejamos de interferir, el crecimiento y la armonía llegan por sí solos.
Confiar no es magia. Es presencia.
Muchas personas desconfían del trabajo terapéutico.
Lo reducen a frases bonitas, lo tachan de palabrería emocional.
Pero no se trata de fe ciega.
Se trata de volver a confiar en una misma, en nuestra capacidad natural de crecer, sanar, transformarnos.
El cambio empieza abriendo la puerta desde dentro
Para que lleguen nuevas experiencias, tienes que estar dispuesta a recibirlas.
Y eso requiere que abras una puerta interna.
Solo tú puedes hacerlo.
Pero no tienes que hacerlo sola.
¿Quieres que te acompañe?
En este camino de espinas, dudas y también flores,
yo te acompaño desde la certeza de que tu ser profundo sabe el camino.
Solo necesita espacio, escucha y presencia para poder avanzar.
La Terapia Gestalt puede ayudarte a descubrirlo y sostenerlo.
