Cuando nos enfrentamos a un cambio importante —dejar una adicción, salir de una relación dañina, iniciar un nuevo camino— no siempre estamos tranquilos, alineados ni seguros. A veces el cambio duele. A veces viene acompañado de rabia, miedo o agotamiento emocional.
Lo importante es no disfrazar lo que sentimos. Porque en la sinceridad está el comienzo del movimiento verdadero.
¿Y si no necesitas ser perfecto?
La perfección no existe. Pero sí existe el coraje de ser honestos. De reconocer que estamos en medio de una tormenta emocional, que a veces nos perdemos, que reaccionamos, que sentimos más de lo que podemos sostener.
Y eso no te hace débil.
Te hace humano.
Atrévete a mirar de frente lo que te duele. No para juzgarlo, sino para escucharlo.
El poder de hacerte cargo
Muchos de los procesos de cambio que emprendemos son incómodos:
- dejar de fumar,
- iniciar una terapia,
- dejar una relación que ya no funciona,
- empezar a cuidarte de verdad,
- cambiar de rumbo profesional,
- sanar un vínculo familiar pendiente…
En todos estos casos hay un momento bisagra: el instante en que decides apostar por ti.
No es egoísmo. Es autocuidado. Es tomar la vida en tus manos y decirte: “si no lo hago yo, nadie lo hará por mí”. No porque estés sola, sino porque solo tú puedes escucharte en profundidad y tomar decisiones desde el corazón.
Escucha tus sueños: no están ahí por casualidad
Muchas veces creemos que nuestros deseos son “demasiado grandes”, “inalcanzables” o “no para nosotros”. Pero si los llevas dentro, si sientes esa llamada… es porque son tuyos.
La Terapia Gestalt puede ayudarte a despejar los miedos, recuperar tu energía vital y reconectar con esa parte sabia de ti que quiere avanzar.
Es tu momento
Si sientes que algo en ti pide un cambio, no lo ignores.
Apostar por ti es una forma de amor propio. Y cada paso, por pequeño que sea, cuenta.
La terapia Gestalt es un acompañamiento a medida, respetuoso, profundo y flexible. Un espacio donde puedes dejar de exigirte, y empezar a escucharte.
Y mientras tú apuestas por ti, yo me voy a caminar por la montaña… que los cambios también necesitan aire fresco.
