En el mundo del acompañamiento terapéutico, a veces también aparecen los “consejos bien intencionados”. Hay quien sugiere que una profesional debería limitarse a lo académico, mostrar solo credenciales, hablar desde un tono impoluto y estructurado.
¿Pero dónde queda lo humano? ¿Dónde la autenticidad, la risa, la contradicción, la duda?
Ser terapeuta también es ser persona
La salud emocional no se construye en una sala blanca y silenciosa. Muchas veces nace del barro, del llanto compartido, de la risa que libera, del silencio que no juzga.
Desde la Terapia Gestalt, entendemos que acompañar no es aplicar un protocolo, sino estar presente con lo que hay. Y eso incluye al terapeuta tal como es: con su historia, su sensibilidad, sus límites, sus aciertos y también su forma de estar en el mundo.
No existe perfección en este oficio. Lo que sí existe es compromiso, presencia y honestidad.

¿Y si tu camino no tuviera manual de instrucciones?
Es tentador buscar fuera las respuestas: libros, fórmulas, gurús, recetas. Pero la verdad más simple y más profunda es esta: el camino más interesante es el tuyo. No hay otro igual.
Tus llaves no están en el currículum de otra persona ni en el último método de moda. Están en ti.
Por eso, el trabajo terapéutico que propongo no busca imponer, sino escuchar, explorar, co-crear.
Y sí, también reír, dudar, llorar o equivocarse en el camino. Porque así es la vida real. Y así es como se transforma.
No todo es para todo el mundo
Es cierto: puede que haya personas que prefieran una terapeuta que no se salga del marco académico. Está bien.
Pero si tú sientes que el cambio real nace de la autenticidad, del encuentro profundo, del permiso para dejar de parecer y empezar a ser…
entonces podemos trabajar juntas.
Un acompañamiento que no impone, sino que escucha
La Terapia Gestalt no parte de una estructura rígida. Se adapta a ti. A tu ritmo, a tu necesidad, a tu verdad.
No hay un molde: hay presencia. No hay camino correcto: hay camino propio.
Si te resuena esta manera de mirar la vida y de acompañar los procesos, quizás ya has dado el primer paso.
Y mientras tanto, seguiré escribiendo con honestidad. Porque esto también es salud: no esconderse detrás de lo que se espera.