Hay días en los que nos levantamos con tristeza en el corazón. Sin una causa aparente, sin una razón lógica. Simplemente está ahí.
Y aunque intentemos explicarla —con argumentos, contexto, causas externas—, lo cierto es que a veces la tristeza no necesita ser explicada. Solo necesita ser sentida.
Tapar lo que incomoda también es desconectarse
Lo más común cuando aparece una emoción incómoda es intentar ignorarla.
Nos decimos cosas como “no es para tanto”, “venga, levanta”, “sé fuerte”.
Y así aprendimos a sobrevivir: siendo duras con nosotras mismas, exigiéndonos dureza como sinónimo de fortaleza.
Pero esa dureza, que quizás en otro momento nos protegió, hoy puede convertirse en un muro que nos separa… de nosotras mismas.
La guerrera también se cansa
Cuando el corazón se endurece por sistema, ya no distingue entre lo que es necesario defender… y lo que es necesario sentir.
La armadura no solo evita que algo externo nos dañe.
También impide que algo interno salga.
Y cuando dejamos de expresar lo que sentimos, la emoción no desaparece: se queda atrapada, bloqueada, robándonos energía, apagando la conexión.

¿Qué pasa si me permito ser suave?
Sentir tristeza, miedo o vulnerabilidad no es debilidad. Es parte de lo que significa estar viva.
No necesitamos juzgar cada emoción, ni analizarla hasta desactivarla.
A veces lo único que una emoción necesita es ser escuchada, como una ola que llega, sube, y luego se va.
La protección no puede ser permanente
Hay momentos en los que toca protegernos.
Pero si mantenemos la armadura todo el tiempo, incluso cuando estamos solas, a salvo, o queriendo conectar… entonces esa defensa se convierte en una prisión.
La tristeza, muchas veces, es el eco de esa separación.
Es la señal de que algo dentro de nosotras está pidiendo un poco de espacio para respirar.
Un proceso para volver a ti, sin juicio
La Terapia Gestalt te invita a mirarte sin máscaras, a dejar que la emoción se exprese sin necesidad de encajarla en un discurso.
No para debilitarte, sino para recuperar tu suavidad, tu verdad y tu energía vital.
Si sientes que es momento de soltar un poco el peso de tu armadura, aquí tienes un espacio para hacerlo con respeto, presencia y cuidado.