Primera Sesión Gratuita

Los ojos más bonitos

Mi perro Jack tiene una mirada imposible de ignorar.
Cuando me ve comer, me mira con una mezcla de súplica y ternura que parece decir: “Por favor, dame un poquito, solo uno, mírame qué mono soy.”
Y a veces no puedo resistirme.
Otras veces sí. Pero me cuesta.

No solo me pasa con mi perro.
También me pasa con las personas.
A menudo doy incluso antes de que me pidan. A veces, solo con intuir que alguien podría necesitar algo, ya estoy intentando ofrecerlo.
Y aunque pueda parecer un gesto de bondad… no siempre lo es.

¿Cuándo dar deja de ser un acto libre?

Pensar que sé lo que la otra persona necesita sin que lo haya expresado es, en realidad, una forma de arrogancia.
Y si, además, siento que debo dar para no ser rechazada, entonces no estoy siendo generosa: estoy actuando desde el miedo.

La trampa de la “generosidad”

Hace poco hablaba con una mujer mayor que mantiene a su hijo, a su nuera y a los hijos de ella.
Da todo lo que tiene, incluso cuando eso le genera conflictos con su pareja, que no está de acuerdo.
Desde fuera puede parecer una entrega desinteresada…
Pero ¿qué hay debajo?

A veces damos por amor.
A veces damos por necesidad.
Y otras veces damos porque sentimos que, si no lo hacemos, podríamos perder el vínculo.

¿Qué hay detrás de tu impulso de dar?

Me lo pregunto también sobre mí.
En mi infancia aprendí —o interpreté— que si no era útil, si no ayudaba, podrían prescindir de mí.
No me lo dijeron así, pero lo entendí así.

Y ese aprendizaje se queda grabado.
Entonces, dar deja de ser un acto libre.
Se vuelve una estrategia inconsciente para evitar el abandono.

La diferencia entre dar desde el miedo o desde la libertad

La pregunta es clave:
¿Si no tuvieras miedo a que te abandonen, seguirías siendo generosa?

Tal vez sí.
Tal vez no.
Lo importante es que puedas elegirlo.

Porque cuando das desde la libertad, tu generosidad es verdadera.
No hay deuda, no hay estrategia, no hay condición.
Solo un acto genuino de entrega.

Un camino hacia relaciones más libres

El counselling Gestalt te ayuda a mirar con honestidad qué mueve tus decisiones, tus gestos, tus silencios.
No para juzgarte, sino para que puedas recuperar el poder de elegir desde ti, no desde el miedo.

Si sientes que ha llegado el momento de vivir tus vínculos con más claridad y libertad interior, este proceso puede acompañarte.

¿Quieres seguir explorando?

Si este tema resuena contigo, quizá te interese abrir un espacio para hablarlo en sesión. Cada proceso es único, y puede ser útil parar, mirar y ponerle palabras a lo que estás viviendo.

Duración habitaul:

60 min.

Modalidad:

Terapia Gestalt

Enfoque:

Presencial u online

Primera sesión:

Gratuita

Más entradas