Quien acepta y quien se resigna: ¿la diferencia?

La borrasca Gloria sigue azotándonos, viento y lluvia. Me estoy volviendo tonta con tanto viento. El clima es un ejemplo muy bueno de lo que no podemos cambiar, solo aceptar. Pero ¿cuál es la diferencia entre aceptación y resignación?

Cuando un cliente me dice: «Me estoy resignando»; para mí es triste. 

Cuando un cliente me dice: «Ok, lo acepto»; me siento tranquila, en paz. 

¿Cómo es esta diferencia?

Para mí, resignarme significa perder la esperanza, mientras que aceptar no elimina la esperanza, la pone al servicio de la realidad.

La resignación es un movimiento pasivo: me quedo quieta como un animal que se hace el muerto para salvar el pellejo. Dejo que las cosas pasen sin ton ni son. Por ejemplo, alguien que se da cuenta de que no tiene fuerza física se resigna y levanta pesos más ligeros. 

La aceptación es activa: es consciente de sus limitaciones y de las limitaciones de la vida, pero no necesariamente se somete a ellas. Retomando el ejemplo de alguien que tiene poca fuerza física, podríamos decir que acepta levantar pesos ligeros ahora y no renuncia a aumentarlos, no renuncia a un desarrollo ulterior y positivo de la situación. Aceptando que no sabe si podrá levantar pesos mayores, aceptando no tener ninguna certeza o seguridad al respecto y aceptando tener la duda suficiente como para seguir levantando, entrenando.

El resignado se queda en el banquillo. Quien acepta baja al campo, aunque no tenga ninguna esperanza o sea consciente de su inferioridad. No renuncia. 

A veces se piensa que vivir en paz significa no tener conflictos; para mí no es así. Vivir en paz no significa renunciar a los conflictos: significa estar en paz con ellos. Vivir en paz significa hacerme responsable de estos conflictos, gestionarlos de la manera más saludable posible, trabajar para resolverlos y aceptar que hace falta tiempo, esfuerzo y ganas de aprender de la vida, ganas de transformarme, superarme. 

Quien se resigna decide no salir de su zona de confort. Quien acepta vive constantemente fuera de ella. 

Es importante remarcar esta diferencia. 

Es un matiz que marca la diferencia en la calidad de la vida y en las posibilidades que esta te ofrece, porque quien se resigna piensa que el resultado del partido ya no se pude cambiar, mientras que quien acepta no deja de correr por el campo y de darlo todo. 

Yo creo que aún queda mucho por jugar y aunque quede poco tiempo, el resultado del partido puede cambiar en un segundo, en un momento de comprensión, en un abrazo de amor, en la sonrisa de tu hermana… 

Nunca es tarde para quien acepta lo que hay y está abierto a lo que pueda venir.

Si quieres adoptar esta forma de vida, aprender de lo que te pasa, aceptar y seguir estando activo o activa, las sesiones de counselling Gestalt conmigo te interesan.

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Cristina