Hay historias que nos marcan profundamente. Algunas, como la de Drácula, no solo nos fascinan, también nos reflejan.
Cuando tenía doce años, leí Drácula de Bram Stoker y vi la versión cinematográfica de F. Coppola.
Y algo en mí —en mi adolescencia, en mi sensación de no encajar, en mi romanticismo desbordado— encontró hogar en esa oscuridad.
«He cruzado océanos del tiempo para encontrarte.»
«Ella es una concubina voluntaria.»
Frases que, más allá del mito, dicen mucho de cómo idealizamos el amor, incluso cuando nos duele.
¿Y si los vampiros existieran… en forma de relaciones?
En la película, el vampiro no puede entrar en casa sin invitación.
Y en la vida, muchas veces atraemos a personas que drenan nuestra energía emocional, pero su poder sobre nosotras depende de nuestra entrega.
Cuando el deseo se convierte en necesidad, cuando confundimos intensidad con profundidad, es fácil justificar lo injustificable.

El precio del amor imposible
Existen relaciones que nos enamoran por su épica… pero nos rompen por dentro.
Idealizamos al otro.
Nos entregamos.
Renunciamos a proyectos personales, a deseos vitales, a nuestra paz.
Y todo en nombre del amor.
Pero, ¿cuál es el precio?
¿Qué estás dispuesta a sacrificar por un vínculo que te consume más de lo que te nutre?
¿Te estás maldiciendo a ti misma sin darte cuenta?
En Drácula, el príncipe condena su alma por amor.
Y muchas veces, en la vida real, nos condenamos a pequeñas muertes interiores por no soltar una relación que no tiene futuro.
Nos aferramos esperando que el otro cambie.
Nos convencemos de que el sacrificio dará frutos.
Pero lo que acaba perdiéndose es nuestra vitalidad, nuestros sueños, nuestra libertad.
Recuperar el poder sobre tu corazón
No se trata de negar el deseo, ni de reprimir el amor.
Se trata de reconocer cuándo ese amor deja de hacernos bien, y aprender a acompañarnos en el proceso de soltar.
En la Terapia Gestalt trabajamos desde ahí:
- Distinguiendo entre deseo y necesidad.
- Identificando los límites del dar.
- Recuperando el poder de elegir desde el presente, no desde la herida.
¿Qué estás dispuesta a perder por no dejar ir?
Si estás atravesando una relación romántica pero frustrante, si sientes que te estás alejando de ti en nombre del amor, este es un buen momento para escucharte con profundidad.
La Terapia Gestalt puede ayudarte a volver a ti, sin renunciar al amor, pero sin perderte por él.