¿Para qué sirven los imprevistos?

Una persona que quiera conseguir un determinado objetivo debe reajustar y recalcular la ruta varias veces. 

El sueño de muchos es poder dirigir sus vidas en automático: fijar una dirección y seguirla sin desviaciones, ir por el itinerario más corto y eficiente posible. 

Esto es posible en la vida de Hollywood, en la televisión y las películas del cine. Es una invención moderna. Si te fijas en la Odisea, Ulises tarda diez años en volver a Ítaca. A veces por errores de ruta, otras porque los dioses le tienen manía y le envían tormentas y borrascas que le hacen perder el rumbo o porque conoce a una atractiva mujer o una seductora bruja y se queda un tiempo con ella.

Los imprevistos pueden ser varios y variados. La única cosa que nos mantiene en el rumbo es nuestra voluntad, nuestro compromiso con la misión que hemos elegido. Sea esta profesional o personal. 

Es natural que tengamos varios cambios de dirección.

Ahora bien, cómo llevamos estos cambios determinará la calidad de nuestra vida. Quizás no influya en el resultado, pero sí en la calidad de nuestra vida. Digo «quizás» porque no tengo claro que nuestra actitud no influya en el resultado. Si en cada reajuste de ruta me deprimo, me viene un bajón o me enfado, puede que no tenga la claridad necesaria para tomar la decisión más apropiada o para tener éxito en su ejecución. 

Por eso la Psicocounselling Gestalt se ocupa de la calidad de nuestra vida más que de la consecución de un objetivo concreto. Considera que es más importante el «cómo» que el «qué». 

No se trata tanto de lo que quieres conseguir, sino de cómo lo quieres conseguir. 

Se trata de ver qué persona quieres ser en este camino, cómo quieres transformarte y qué decisiones estás dispuesto o dispuesta a tomar y cuáles no. 

Se trata de utilizar también el baremo de lo que es bueno, no solo de lo que es rico. 

Parece que para conseguir el éxito todo esté justificado, y no es así. De hecho, es una gran limitación atender solo el aspecto más mundano de la vida. La vida no es solo mundana. La vida es mundana y es espiritual. 

En la mundanalidad encontramos la realización de nuestros deseos materiales y en la espiritualidad (que no es religiosidad) encontramos la realización más allá del éxito.

La realización de nuestra vida está en el «cómo» decidimos vivir.

Así llenamos de sentido cualquier imprevisto. 

De esta manera estamos dando lo mejor que tenemos, que es nuestra capacidad de adaptación, de aprendizaje y superación. 

Recuerda que las sesiones de psicocounselling Gestalt conmigo te sirven para mejorar la calidad de tu vida, para lograr el objetivo más importante de todos: una vida con sentido.

Te deseo un feliz lunes. Yo espero que acabe pronto esta borrasca, porque me da la sensación de que la casa puede alzarse en cualquier momento y volar con todo este viento. 

Gracias por leerme, recibe un abrazo.

La fórmula: apoyo y reto

Cuando se comienza counselling, generalmente es porque se observa un cierto desequilibrio, una cierta insatisfacción en nuestra vida. Más importante aún es creer que este desequilibrio tiene solución. 

Difícilmente una persona se mueve si piensa que algo no tiene solución.

Puedes ir a ver al gurú más reconocido, pero si no crees que lo que estás haciendo te va a servir, no hay mucho de qué hablar, ¿no?

En mi experiencia, las personas que más se han beneficiado del proceso terapéutico han sido las que han tomado este proceso con pragmatismo. Si por ejemplo, cuando descubro que callar lo que siento me hace estar peor, comienzo a expresar lo que me pasa a los que me rodean, voy a tener la experiencia que necesito para sacar un aprendizaje nuevo respecto a mi vida. Aprendizaje tras aprendizaje, comienzan a estar mejor y esta evidencia les anima a ir a por más, a implementar más cambios en sus vidas. 

Esta actitud es tan importante que puede acortar mucho el proceso de counselling. 

Pienso en una pareja. Hace unos años la conocí a ella, y luego vino su marido. Ambos estaban dispuestos a colaborar con las reflexiones que les hacía. Tenían claro que su actitud era la pieza clave para poder mejorar su bienestar. 

En el counselling yo escucho, acompaño proponiendo reflexiones y dinámicas que pueden facilitar el darse cuenta de la situación propia del cliente y que estimulen la toma de la responsabilidad de su vida.

Algunos eruditos dicen que es un equilibrio entre «apoyo/frustración». Se estudia esta fórmula de la Gestalt: apoyo a la parte saludable y frustración de la neurótica. Esta era la fórmula preferida de Fritz Perls, el padre de la Gestalt. Aunque yo prefiero la fórmula de Laura, la madre de la Gestalt que propone «apoyo/reto —o desafío—» (en inglés: challenge).

Está claro que si yo propongo un desafío y el cliente me dice: «Vale, guay. No sé cómo será hacerlo, me parece una putada, pero ¡a por ello!»; vamos a tener una experiencia de trabajo muy diferente a si me dice: «Es que yo soy así y esto que me propones no me va». En el primer caso la persona colabora activamente, ya que no parece haber un apego a su conducta neurótica; mientras que en el segundo caso quizás haya más apego a su modus vivendi. Aunque no es solo una cuestión de apego, también es una cuestión de estar experimentando una dificultad mayor en reencontrarse y aliarse consigo mismo.

Está claro que en el counselling hay sitio para todo y a todos se les ofrece un espacio libre de juicio. 

A diferencia de otros enfoques, la Gestalt pone como punto incuestionable la libertad del cliente de ser quien es y su derecho de experimentar lo que experimenta sin otra intención que facilitar el darse cuenta y su responsabilidad hacia su misma vida. El proceso se adapta completamente al rito y a las necesidades del cliente.

El enfoque Gestalt es, hoy día, el más flexible y respetuoso hacia la persona que decide abrirse a una counselling psicológica para encontrarse mejor. 

Si sientes que ha llegado el momento de dar un paso al frente, recuerda que el proceso de counselling Gestalt conmigo te vendrá muy bien.

La desconocida receta del éxito

El invierno se me está haciendo largo, aunque muy rico.

De alguna manera he perdido el rumbo. 

Again.

No me preocupa. 

Los imprevistos me están sentando muy bien. 

Aunque no siempre lo reconozca.

Estoy adaptando mi plan de negocio sobre la marcha y estoy tomando como referencia mi propio criterio: toda una novedad. 

A pesar de saber que nadie más que yo puede dirigir mi camino, a menudo me siento segura siguiendo los consejos de los gurús del marketing, aunque les haya perdido todo el respeto.

¿Cómo es esto? ¿Cómo es que a pesar de saber que nadie más que yo tiene la solución, sigo perdiendo tiempo escuchando recetas milagrosas? Estoy poniendo en práctica, sin darme cuenta, por inercia, el viejo paradigma en el que algún experto sabe cosas que yo ignoro. El camino, la solución, está fuera de mí. Y no es así. 

Los conocimientos están más democratizados que nunca, se encuentra de todo en la red. Otra cosa es aplicarlos. Eso no lo va a hacer el gurú de turno. Ni en el marketing, ni en el counselling o en el coaching.

Aplicarlos, implementar, es lo único que hará que consigas cambios reales. 

Pero claro, implementar no es tan guay. 

  • Implementar es asumir riesgos.
  • Implementar es sostener la acción el tiempo suficiente. 
  • Implementar es darte un voto de confianza, sin garantías.

En el nuevo paradigma, la solución está en mí. Yo sé lo que quiero hacer, más allá de lo que dicen los demás. Y lo hago con honestidad, lo hago varias veces (lo suficiente para testar si es un buen camino). Observo el resultado, tanto interno como externo. Observo cómo estoy yo y cómo están mis circunstancias exteriores. Recalculo la ruta si es necesario.

Y aunque haga todo eso, no es ninguna garantía de éxito. 

Todos aquellos que te dicen que basta con seguir tu corazón para que las cosas vayan bien, viven en Yupilandia. 

Ser coherente con quien eres solo te garantiza una cierta paz, no un cierto éxito; como tampoco te asegura que se enamoren de ti.

Ahora bien, si haces lo que dicen los demás, tampoco tienes ninguna seguridad de éxito. No importa su nivel de guruidad.

Estas personas, la mayoría de las veces, han encontrado una receta que les ha funcionado, a ellos y a sus amigos, y la proponen a los demás. A algunos les funciona y a otros no, realmente no hay garantía de éxito. El éxito y el amor son elixires de desconocida receta; solo conocemos algunos de sus componentes necesarios; no los suficientes. 

Conocerte a ti misma, cumplir con los acuerdos de tu corazón y de tu intelecto, atreverte; son todas condiciones necesarias… pero no (no siempre) suficientes. Esto significa que a pesar de haber incorporado todos los ingredientes requeridos, a veces no obtienes lo que quieres. Es como cuando estás en un camino de montaña y, a pesar de llevar horas y horas caminando, no llegas.

¿Qué haces?

Dicen que todo llega a aquellas personas que se quedan el tiempo suficiente en el camino. Si quieres que te acompañe para reconectar con tu fuerza, redescubrir tu motivación, las sesiones de counselling Gestalt conmigo te interesan.

Prueba a cambiar la perspectiva: agradece

He comenzado a dar las gracias cada día, varias veces al día. 

He comprado unos pequeños adhesivos redondos donde aparece escrito «gracias», y debajo, un corazoncito dibujado. Me gustan mucho.

Entiendo que te parezca algo pava.

De momento los he puesto en el ordenador y en el móvil.

Me cuesta ser agradecida. A menudo quedo insatisfecha por lo que tengo, codicio más. 

Para mí se trata de dar las gracias porque respiro y, en este momento, estoy sana. Esto me ayuda a recordar que realmente tengo todo lo que necesito. Lo más importante es la salud, cuando falla la salud, todo lo demás se va al garete. Algo que muchos enfermos terminales saben muy bien. 

Frente a la enfermedad no hay dinero, fama o prestigio que te ampare.

A menudo damos por hecho nuestra salud y esto nos lleva a subestimar su importancia. Dar las gracias es vivir más consciente de lo importante que es estar bien. 

Además, me ayuda a estar en la disposición de aceptar todo lo que ocurre. Cualquier imprevisto, cualquier tropiezo o desatino se puede agradecer. 

De esta manera, cambio la perspectiva. 

  • Al cambiar la perspectiva, hay más libertad para poder observar lo que está pasando.
  • Observar con libertad es el primer paso para poder elegir con libertad. 

Si no tienes delante todas las opciones a tu disposición, si no miras en todas las direcciones y desde varias perspectivas, difícilmente podrás elegir con libertad.

Si solo ves una opción o dos no hay mucho que elegir. Cuanto más libre eres, más perspectivas tienes. 

Es cierto que eres libre, pero ¿durante cuánto tiempo del día estás libre?

Es muy probable que a menudo caigas víctima de alguna exigencia tuya o de expectativas, ansiedad, deseo. Es posible que te pierdas persiguiendo alguna zanahoria de la vida o que te dediques a huir de tus fantasmas.

¿Algo de eso es libertad?

Cuando te encuentres perdida tras algún fantasma, o alguna quimera, prueba a agradecer. Prueba a agradecer el hecho de estar respirando, y a ver cómo te encuentras cuando lo haces. Se trata de darte un momento de break, escuchar el sonido de tu respiración y sentir cómo estás. 

Recuerda, las sesiones de counselling Gestalt conmigo te interesan para desarrollar tu potencial.

Gracias por estar. 

Desactiva tu auto-profecía

Hay un mecanismo psicológico que me inquieta. Es la auto-profecía.

  • Nunca encontraré una persona que me quiera.
  • Siempre seré pobre.
  • La felicidad no es para mí.
  • Moriré joven. 

A veces nos convencemos de que sabemos lo que nos pasará. Y ¿por qué me inquieta esto? Porque a menudo nos creemos esta tontería que decimos y… propiciamos que se realice. Es la profecía autocumplida.  

Conocía personalmente a una mujer que me dijo varias veces: «Se que moriré joven». No llegó a los cincuenta años. 

No es el único ejemplo. 

  • Creemos que sabemos lo que nos pasará y eso no es cierto.
  • No está escrito en ningún lugar lo que pasará mañana. 
  • Ni para mí, ni para ti ni para los tuyos.

Con esto te quiero proponer que te posiciones en contra de todas las auto-profecías del mundo. No sabemos qué pasará mañana, o pasado mañana, o en un año. Hay muchos estudios sobre lo que es el efecto «placebo» y el efecto «nocebo».

Se subestima muchísimo el efecto placebo. Muchos se ríen cuando se dice que una persona está mejor gracias al efecto placebo; se le quita importancia, cuando realmente debería ser el siguiente camino en Medicina. Que una persona pueda estar mejor gracias al efecto placebo no es ninguna tontería, es mucho mejor que tomar químicos. 

El efecto «nocebo» también se conoce y es el contrario del placebo. Existe un estudio japonés probado con estudiantes que habían tenido malas experiencias con ortigas: les taparon los ojos y le dijeron que les rozarían los brazos con estas plantas. En realidad, les rozaron los brazos con otras corrientes, pero ellos desarrollaron irritación y sarpullidos en los brazos.

Tanto el efecto placebo como el nocebo son efectos de origen psicosomático y ambos demuestran la fuerza que tiene lo que creemos. 

Si tu cabeza cree que te están rozando con ortigas y, aunque no sea verdad, desarrollas un sarpullido; ¿qué crees que pasaría si crees que siempre vivirás sumido en la pobreza?

Este discurso parece dar crédito a los gurús de la ley de la atracción y a los coaches de los mantras milagros. 

Para mí es más interesante descubrir las autos-profecías que están apoyándose en los efectos nocebos y preguntarme: ¿qué me pasa, que creo que voy a morir joven? O: ¿qué me pasa, que creo que voy a ser pobre?

¿Qué pasa dentro de mí para tener la certeza de esta profecía?

Dónde se apoya esta certeza, para qué me sirve. Y, sobre todo, dónde te posicionas tú frente a esta creencia. Son todos aspectos a tener en cuenta para desactivar una auto-profecía. 

Si te parece interesante este proceso, las sesiones de counselling conmigo te interesan.

Recibe un abrazo, gracias por estar.

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Cristina